El nefasto proyecto de las Tecnocasas, iniciativa con la que la Junta de Andalucía pretendía rehabilitar los arrabales históricos ubicados al norte de Carreterías, se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para técnicos y administraciones.
Este plan, ideado en 2005 bajo la dirección de nuestro arquitecto más polémico, Salvador Moreno Peralta, se ha revelado como el mayor desastre urbanístico y patrimonial desde el famoso Plan Especial de Reforma Interior de Trinidad-Perchel, redactado también por Moreno Peralta y todavía inconcluso después de tres décadas. Dicho plan ha supuesto, en la práctica, la desaparición de estos emblemáticos barrios, la expulsión de sus vecinos originales y la pérdida de gran parte de nuestro patrimonio.
Por desgracia, el proyecto de las Tecnocasas va por el mismo camino, no hay más que ver el estado actual del edificio de Cobertizo del Conde nº 22 junto con sus magníficas pinturas murales, que ya se encontraban en peligro en 2005, tal como denunció el diario Málaga Hoy, justo antes de aprobarse el proyecto. A continuación reproducimos el artículo original.
(Torre Vigía)
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(Artículo publicado en Málaga Hoy el 27 de junio de 2005)
El abandono amenaza una casa con pinturas murales
El palacio del Conde de Puertollano y Duque de Arcos, un inmueble sin protección, es el único de Málaga decorado con estípites.
Bajo el aspecto de abandono y ruina, los desconchones y las capas de cal de un inmueble de la calle Cobertizo del conde se descubren ricas pinturas murales del siglo XVIII. Se trata del único ejemplo que se conoce por ahora en Málaga de estípites como elementos ornamentales. Las estípites son pilastras en forma de pirámide truncada, con la base menor hacia abajo y rematada por un tronco y una cabeza, en la mayoría de los casos, de mujer. Esta casa, parte de la principal propiedad que el Conde de Puertollano y Duque de Arcos tenía en Málaga, no tiene protección en el catálogo de planeamiento urbanístico, lo que supone que podría perderse, y con sus muros, lo harán sus pinturas. “Sería muy importante su recuperación in situ o trasladarlas a un soporte móvil para mostrarlas en un contexto museográfico que la ciudad tenga en mente, o debería tener en cuenta debido a la importancia de la pintura mural en Málaga”, propone el historiador de arte Eduardo Asenjo.
El doctor Ángel Palomares Samper, en la actualidad conservador de museos, hizo en 1999 un estudio urbanístico, arquitectónico y de las pinturas murales de este edificio, una propiedad del siglo XVI de una de las principales familias nobles de Andalucía y que ya recogía el Catastro del Marqués de la Ensenada. Este inmueble se ha ido transformado y en las fachadas se reconocen partes de lo que fueron hermosas decoraciones de finales del siglo XVIII.
“Se elimina el abigarramiento ornamental y abunda la integración de lo figurativo con lo arquitectónico”, explica Eduardo Asenjo. La planta baja está muy transformada y tan solo se encuentran vestigios de pinturas en la primera y segunda planta. La fachada tiene los característicos balcones panzudos y alrededor de los vanos se dispone la composición arquitectónica. Las esquinas del edificio se refuerzan con estípites, muy ricas y efectistas”, añade el historiador del Arte. Aunque se deberían hacer catas para determinar mucho mejor las características de estas pinturas, predomina el color marrón y las piezas se perfilan para dar volumen y crear sombras. “Aquí volvemos a encontrarnos la rocalla y aparecen figuras que recuerdan a las de la Casa del Administrador, puesto que se presentan en tarimas”, comenta Asenjo. Se conserva también la mitad de una balanza y la tarima de una posible dama de la justicia, pero una ventana posterior acabó con este motivo. “También se distingue una figura que parece de mujer en la otra cara del edificio”, dice el profesor.
La Gerencia de Urbanismo y la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico “se han mostrado muy receptivos cuando hemos planteado la importancia de estas pinturas”, afirma Asenjo.
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