Tan de manual es el acoso inmobiliario sufrido por los inquilinos del corralón de las Dos Puertas, en la calle Curadero, 6 (detrás del colegio de La Goleta) que la Oficina del Defensor del Ciudadano lo incluyó en el libro El acoso inmobiliario. Una lucha desigual (2008), reflejo de la cara menos amable de la pasada bonanza del ladrillo.
Vecinos nacidos en este corralón centenario, llamado de las Dos Puertas porque tiene salida a las calles Curadero y Rosal Blanco, vieron cómo en 2001 una empresa se hacía cargo del edificio dándoles un par de días para abandonar el corralón, mientras, además de desentenderse del mantenimiento, enviaba a un chatarrero por la noche para desmontar el tejado.
La propiedad no se olvidó de pedir la declaración de ruina del inmueble, algo denegado por Urbanismo en 2002, pero que un juzgado ratificó en 2005 tras un contencioso administrativo y a continuación, interpuso una demanda de desahucio.
La reacción de los 16 inquilinos, informa Vicente Muñoz Mundina, abogado de uno de ellos, fue a su vez demandar al actual propietario y al anterior por el incumplimiento de las obligaciones derivadas del arrendamiento.
Y es que, como pudo comprobar La Opinión en 2009, uno de los vecinos era el encargado del mantenimiento del corralón, ante la clara dejación de funciones de la propiedad.
Pero este episodio propio de la Inglaterra de Dickens dio un giro con la expropiación del corralón de las Dos Puertas por parte de Epsa, la empresa pública de suelo de la Junta de Andalucía. Ante este cambio de dueño, la empresa propietaria informó en enero de este año de que desistía de la demanda de desahucio, pero los 16 inquilinos –cuyos abogados siguen la misma línea– continúan pidiendo responsabilidades al nuevo y al anterior propietario.
En la demanda contra estos, presentada en el Juzgado de Instrucción número 7 de Málaga, los inquilinos reclaman el realojo en viviendas de las mismas características por el mismo precio o en su caso, indemnización económica además de indemnización por daños y perjuicios por haber soportado unas condiciones lamentables, aparte de que los propietarios se hagan cargo de las costas del juicio.
La paradoja de este asunto es que la declaración de ruina persiste y que la desatención ha dado sus frutos. ¿Cuál será el destino de los vecinos?, en algunos casos, recordemos, llevan toda la vida viviendo en el corralón, donde nacieron, como contaba en 2009 Encarna González, que vino al mundo en ese edificio hacía entonces 74 años.
Del destino del corralón y de los inquilinos habla Juan Alcaraz, gerente de Epsa, que destaca que al estar declarado en ruina no puede recuperarse, «no tiene solución». En todo caso, informa de que Epsa ha sacado este espacio a concurso, junto con otros tres, para que los arquitectos presenten proyectos. A este respecto, Alcaraz indica que podría plantearse un edificio «como se ha planteado en Trinidad-Perchel, que respeta el patio interior que le dé una vida común», pero con las comodidades de las que carecían los corralones tradicionales. «Pero hay que esperar a ver los proyectos», apunta.
En relación con los vecinos, reconoce que «habrá que favorecer alguna solución de vivienda porque la indemnización es nada y con ese dinero no pueden pagar un alquiler».
Lo que no está claro es qué tipo de vivienda será el edificio que sustituya al corralón, en una zona, dice el gerente, «con muchas viviendas de régimen especial». «En todo caso, aunque estas familias cambiaran de vida, no se les va a llevar a Campanillas», apostilla.
En este sentido, comenta que para el caso de las personas mayores que llevan toda la vida en el corralón de las Dos Puertas, «intentaremos que estén lo más cerca de su entorno». Las puertas siguen entornadas.
Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga 12/11/2011
Es inaceptable.
ResponderEliminarQué podemos hacer. Hacer algo ilegal o moralmente reprobable, cómo ellos hacen?