sábado, 3 de diciembre de 2011

Más de 100 profesores contra la demolición del Corralón de las Dos Puertas


Más de un centenar de profesores de Geografía e Historia de 22 institutos de Málaga reclaman a la Junta y a Urbanismo que no sea derribado el corralón de las Dos Puertas, de calle Curadero, de 111 años, en ruina económica por la falta de atención de la propiedad, según denuncian los inquilinos.

El número 6, de la calle Curadero, un corralón construido según el catastro hace 111 años, ya cuenta con el apoyo de más de un centenar de profesores de Geografía e Historia de 22 institutos de la capital y la provincia, que se oponen a que Epsa, la Empresa Pública de Suelo de la Junta de Andalucía y propietaria del inmueble, lo demuela para construir 23 viviendas protegidas y 35 aparcamientos.

El profesor malagueño Julio Carralero, del instituto Camilo José Cela de Campillos, presentó ayer las firmas de su compañeros en la Gerencia de Urbanismo y la Delegación de Cultura de la Junta, acompañadas de la solicitud de protección de este inmueble histórico con carácter de urgencia y de un informe sobre su valor patrimonial y socioeconómico, entre otros puntos.

El corralón, en el que viven 16 vecinos, algunos de ellos nacidos en él hace más de 75 años, fue adquirido en 2001 por 30.000 euros por la empresa Los Nogales. Los inquilinos denunciaron la falta de mantenimiento de la propiedad y el intento, ese mismo año, de echarles a cambio de 150 euros de indemnización, aspectos recogidos en el informe de 2008 El acoso inmobiliario. Una lucha desigual, de la Oficina del Defensor del Ciudadano.

Finalmente, Los Nogales pidió en 2002 la declaración de ruina, a lo que se opuso Urbanismo, pero consiguió la declaración de ruina económica en los juzgados en 2005. Como paradoja, y según consta en documentos oficiales, no le fue tan mal a la propiedad, que nueve años después de adquirir el corralón por 30.000 euros, recibió 563.000 euros de Urbanismo cuando le fue expropiado. La propiedad ha pasado ahora a la Junta de Andalucía.

Los inquilinos, sin embargo, han hecho frente común y como ya informó La Opinión el pasado día 12, frente a la demanda de desahucio que interpuso en su día Los Nogales, han demandado a este propietario y al anterior por la falta de mantenimiento que durante años ha tenido el inmueble.

«Un desastre patrimonial»

La petición de los profesores de Geografía e Historia incluye que el corralón sea catalogado «a la mayor brevedad posible» por la normativa municipal y mientras se le otorgue una protección cautelar.

A este respecto, Julio Carralero destaca que, según le han informado fuentes de la Gerencia de Urbanismo, al ser la ruina económica, –es decir, que la rehabilitación supera el coste presente del edificio, y no hay ruina estructural– «hoy en día con la técnica arquitectónica que existe, hay soluciones para restaurar este edificio», de ahí que el documento pida que el corralón sea restaurado «en su integridad» para preservar, restaurar y dignificar «sus características originales».

En este sentido, el profesor incluye un informe que recuerda que de los 43 corralones populares de la capital, catalogados en el año 2000 por el profesor Francisco García Gómez en su obra La vivienda malagueña del siglo XIX. Arquitectura y sociedad, once años después han sido demolidos nada menos que 37. De los seis que quedan en pie, el llamado Corralón de las Dos Puertas –porque tiene salida a dos calles, Curadero y Rosal Blanco– es el segundo más antiguo y el que más elementos originales contiene, de ahí que resalte que «si desapareciera este edificio, la ciudad de Málaga perdería su último corralón en el sentido pleno de la palabra y ello sería un verdadero desastre patrimonial».

Resultaría paradójico que lo que comenzó con lo que el Defensor del Ciudadano califica de típico caso de «acoso inmobiliario», concluyera con el derribo del centenario corralón por parte de la Junta.

Por su parte, el delegado de Cultura, Manuel García, indicó a este diario que no es posible proteger el corralón porque
el estado de ruina es «un punto de no retorno, y lo que hay que procurar es que si se reconstruye, se haga con fidelidad».

En el mismo sentido, el gerente de Epsa, Juan Alcaraz, manifestó: «Conservar un edificio en ruinas es difícil, otra cosa es que se haga una nueva construcción que respete las características del corralón».

La Opinión de Málaga, Alfonso Vázquez, 25/11/2011

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