domingo, 3 de julio de 2011

La gran explosión de 1880 facilitó las piedras para el Morro de Poniente

(Antiguo puerto de Málaga, archivo Díaz de Escobar)

Con unas instalaciones portuarias anteriores al año de la polka, pues las disfrutaba la ciudad desde finales del XVIII, era lógico que casi 80 años después las autoridades malagueñas quisieran ampliar y mejorar el puerto de Málaga. En 1874 la Junta de Obras del Puerto nombró al ingeniero de Caminos Rafael Yagüe director de las obras, aunque su proyecto del nuevo puerto sería luego modificado por Prieto y Valcarce, como señala el profesor y académico Francisco Cabrera.


Pero para construir el nuevo puerto, hacían falta piedras, y las autoridades pensaron en utilizar como cantera el cerro de San Telmo, coronado entonces por una torre vigía de igual nombre. Se encontraba (y se encuentra) frente a la entonces playa de San Telmo, que a partir de 1918, con la construcción del balneario, fue conocida como la de los Baños del Carmen.

(Obras del puerto de Málaga y cerro de San Telmo después de la voladura,
Grabado de la Ilustración Española y Americana, Málaga 1878-1882)

Calculaban los técnicos que este cerro de piedra caliza del Jurásico, a tres kilómetros del Centro, podría proporcionar 732.000 metros cúbicos de piedra.

Antes de realizar la explosión se realizó por el lado occidental un pequeño desmonte para formar una plataforma sobre la que debería caer la parte desplomada.

Para volar esta mole, los expertos aprovecharon varias grutas que ofrecía la colina como la llamada cueva de los gitanos, de 30 metros de largo. En total se colocaron en las distintas oquedades del cerro 21.000 kilos de pólvora depositadas en cajas. Durante la operación y para alumbrarse en el interior, los obreros usaron espejos para que les llegara la luz del sol o la de lámparas colocadas a la entrada.

Las autoridades tranquilizaron a los malagueños los días previos. Los escasos vecinos de la zona fueron desalojados en un radio de 500 metros la mañana de la explosión, el 24 de febrero de 1880, y hasta se aplicó un radio de seguridad marítima de un kilómetro. Pese a las medidas de seguridad, cuenta la prensa de la época que algunas familias malagueñas, temiéndose lo peor, salieron de toda Málaga por las mañanas en carruaje «a los pueblos inmediatos y varias fincas de campo».

También fueron cientos los curiosos que llenaron hasta los topes el muelle del puerto, el monte Sancha o Gibralfaro para no perderse el evento y no faltó un amplio ramillete de autoridades ni numerosos extranjeros a la exhibición técnica.

A las 11.45 un cañonazo anunció la inmediatez de la explosión y pasadas las doce, el gobernador civil pulsó el telégrafo Breguet y al instante cuenta la prensa que la montaña fue «hinchándose lentamente» mientras caían «sin ruido perceptible» gigantescos bloques y algunos, muy pocos, llegaban hasta el mar. Se lograron remover 110.000 metros cúbicos de roca.


(Cantera del cerro de San Telmo utilizada para las obras del puerto de Málaga)

El Camino de la Desviación se construyó en ese tiempo para sortear la nueva cantera de San Telmo y su pequeño puerto construido delante, pero no fue suficiente esta piedra caliza –a pesar de que hubo más voladuras–así que con el tiempo, el nuevo puerto de Málaga se nutrió de la cantera de Los Almellones, muy cerca de la playa del Deo, en El Palo. Esas piedras fueron transportadas desde la cantera por una línea de tren construida en 1885, germen del tren a Vélez.

(Trazado del ferrocarril y camino de la Desviación)

Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga, 03/07/2011